viernes, 8 de mayo de 2015

Exhuman los restos de un presunto bebé robado en Cádiz

Los médicos le dijeron a la madre que el niño, que nació con un peso de 5,2 kilogramos, murió por un encharcamiento en los pulmones

 08/05/2015 - 12:09h
Pilar Solís
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Cádiz
Cádiz. Pepi Rincón guarda dentro de sí una gran duda que la ha acompañado desde que el 13 de mayo de 1984 asistiera al entierro del que le habían dicho que era su bebé. Un niño que nació dos días antes en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz con un peso de 5,200 kilogramos y que todos sus familiares observaron sano y feliz en el nido del recinto hospitalario.
A pesar de estar en el nido y no en una incubadora como se podría esperar si estaba enfermo, el médico le dijo que su pequeño había muerto debido a un encharcamiento en los pulmones. Así lo cuenta ella en la denuncia que interpuso ante el Juzgado de Instrucción de Cádiz número 2 en 2013 y a este medio Chary Herrera, la presidenta de la Asociación Bebés Robados de Cádiz.
Como suele ocurrir, "existen varias contradicciones", cuenta Herrera, de ahí que esa duda que nació aquel mayo de 1984 no se haya disuelto nunca. Lo más llamativo de este caso, que comparte muchos rasgos comunes con un centenar de denuncias de bebés robados en la provincia de Cádiz, es que "en el parte de defunción aseguran que el niño murió a las 11.30 horas del 11 de mayo cuando precisamente a esa hora había un familiar en el nido y vio al niño en perfecto estado de salud".
"No les dejaron ver al bebé", asegura Chary Herrera. "Desde las 11.30 hasta las cinco de la tarde, que es cuando le comunicaron que había muerto, nadie vio al niño", ni en este tiempo "ni después".
Pepi Rincón no sabía qué habían enterrado hasta que en 2001 exhumaron los restos para reducirlos con los de otros familiares para trasladarlos al cementerio mancomunado de Chiclana. "Cuando abrieron la caja sólo había una gasa", nada más.
Por eso decidió interponer una denuncia y desde entonces lleva pidiendo exhumar los restos para hacer una prueba de ADN. Este viernes finalmente lo consiguió. "Ha sido todo muy rápido, demasiado", explica Herrera, "apenas la han avisado con diez minutos de antelación, ni siquiera ha podido prepararse mentalmente", relata Herrera. "Normalmente nos avisan con dos semanas de antelación para poder ir preparando el momento pero esta vez han sido con diez minutos, ha tenido que ir ella sola", critica.
Muchas esperanzas no tienen. "Tuvimos un caso muy parecido hace unos meses y el juez ordenó el archivo porque no había restos suficientes". "Llegan los forenses y el secretario judicial y se encierran en una sala sin que los padres puedan ver lo que hay dentro. La otra vez, en la que sólo había una gasa, encontraron hasta una pinza del ombligo, algo que resulta difícil de creer", reconocer Chary Herrera, "a ver qué sacan de aquí", se lamenta.
Desde la Asociación Bebés Robados muestran su preocupación de que la duda que acompañaron a todos los padres cuando enterraron a sus bebés nunca quede resuelta, "que no sepamos si ahí están o no".


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